VEGETARIANISMO
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El
cuerpo, templo del espíritu
Desde el punto de vista espiritual se puede considerar a su
cuerpo como el soporte temporario de su alma y así mantenerlo
como un templo, listo para recibir las energías más
sutiles, susceptibles de elevar su conciencia. Aquí la
noción de cuerpo no se limita al cuerpo físico,
sino que abarca también los cuerpos energéticos:
etérico, astral, mental, etc.
Somos lo que comemos e ingerimos. Ahora bien la carne representa
una pesada carga : la digestión de un régimen
cárneo genera cierto número de toxinas que cargas
a nuestro organismo mucho más que un régimen vegetariano.
Además, en el equilibrio planetario,
el consumo de carne pesa fuertemente desde un punto de vista
ecológico y económico.
Por otra parte, a nivel kármico, se asume la responsabilidad
de terminar con la evolución de un ser viviente que tenía,
en la mayoría de los casos, varios años de vida
previstos. Habrá pues que asumir el tiempo de evolución
que hubiera debido tener, ya que también tenía
previsto un programa de vida para ese tiempo.
Si queremos regir nuestra vida de un modo responsable, conviene
entonces medir las consecuencias de sus acciones en cuanto a
la elección de la alimentación, siendo el vegetarianismo
el régimen más adaptado a una elección
de vida armonizada con el conjunto del universo.
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Estamos en una época en la que las consecuencias ecológicas
de nuestro modo de vida plantean serios problemas: poluciones de toda
clase, deforestación, desaparición de especies vegetales
y animales, etc. Más que nunca la elección de cada uno
influye sobre la vida de todo el mundo. El respeto por la vida y el
equilibrio energético del planeta pasa por la toma de conciencia
de cada ser. No debemos dudar en separarnos de hábitos nocivos
para afirmar nuestra identidad de ser responsable, creador de su vida
y ocupado en encontrar su lugar en el mundo visible e invisible.
Se
comienza por lo que uno lleva a su mesa de todos los días, ya
que es un acto cotidiano, repetido millones de veces durante una vida
y que no carece de consecuencias sobre nuestra evolución y nuestra
posibilidad de liberación.
Lo que se come no está hecho sólo por la sustancia que
uno absorbe, sino también por las fuerzas que fueron necesarias
para producirlo: es también la historia energética de
ese alimento que uno ingiere lo que a veces lo vuelve más pesado
de lo que uno imagina. Reflexionar acerca de este tomar es tomar una
decisión con total conciencia y constituye un acto fundamental,
fundador de una vida justa, conectada con nuestro verdadero programa
de encarnación.
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